a no besarte
yo que pensaba que sería fuerte,
que estas tierras no me morderían los pies,
pero luego llega la noche
y este insomnio de guardia militar
me ronda el recuerdo de tu cuerpo.
¡Ayyy... tu cuerpo brillante!
¡Ayyy tu cuerpo! por el cual yo anduve sin prisa
recorriéndolo despacio, inevitablemente lento,
haciendo pausas en cada recoveco,
mordiéndote los labios,
plantando narcisos en tu pecho,
regando tus ojos de rocío,
perdiéndome en el laberinto de tu pelo,
inevitablemente lento, despacio,
bañándome en tu piel morena.
¡Ayyy...tu cuerpo!
No consigo acostumbrarme
a esta oscuridad azulona
y echo de menos esa tranquilidad de tenerte cerca
protegido de las calles que llevan
a la tristeza de la tiritante alameda.
En el malecón, donde rompen las olas
cuando los cascos de los veleros
empujan las espumas saladas, me senté hoy,
y observé como se apagaba el día.
El leve sol se ahogaba en esta mar amada
y agonizaba al tiempo que llegaba la noche
con sus estrellas pálidas.
Mientras tanto, yo, allí sentado
en el malecón de piedra
seguía sin acostumbrarme a tu ausencia.
)Ayyy..ayyy ...ayyyy aún ando triste y no quiero seguir escribiendo como si fuera un perro desahuciado en el gris asfalto, sin la dulzura de una casa cálida que pueda llamarse mía, orinando en las esquinas mi mala suerte,olfateando por las aceras, mugroso y pulgoso, harapiento, desmayado pero no de hambre si no de amor; anhelando un dueño que me quiera....(
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