Te descubrí cuando la madrugada
estaba en pleno realce. Entonces ante
mí te desnudaste. Pronto en amante
tuyo me convertí. Allí clavada
la madrugada crujía callada.
Tu cuerpo relucía. Mi semblante
se estremeció cuando aquella tronante
belleza tuya en mí quedó marcada.
Hubiese deseado quedar contigo
abrazado. Por siempre. Ya quedarme
allí contemplando tu pecho fino.
Tu cuerpo perfecto, siendo mi trigo
de alimento bendito. Luego amarme
olvidarás. Besarte me convino.
)sonetos de juventud...(
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