y arroz que germinaba en los cuencos de tus manos.
Tenía azahares de temporada
que hacían juego con el brillo de tus pupilas.
Ahora tengo jazmines negros
que no quieren florecer
aunque ya llegó la primavera.
Una primavera distinta
por qué será imposible ir con los mismos cuerpos
y con la misma alma que tuvimos
paseando por esas calles
donde los árboles ahora dan frutos amargos,
el arroz se escapa de las manos
y el azahar ya no hace juego en tus pupilas.
)espero que la primavera siempre llegue....(
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