sentaos aquí cercanas,
prestad oídos que descubran
en trotes, mis lamentos galopantes
¡Oh dulces pétalos apenas esbozados!
Silente tallo estéril donde entierra
raíces ligeras de tormenta.
¡Escúchame azucena entera!
Da color a estas mejillas mías.
Que no ande yo por este mundo
vacío, sin tálamo,
pálido, en la noche de la primavera
donde refugiarme de la noche pueda,
pero no de esa noche de nocturnas azucenas
sino aquella de desastrosas clavelinas.
)que no ando yo por este mundo sin los primeros tálamos de las flores tempranas de la primavera...(
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