Esa sensación de vivir y estar vacío.
De ser nube pesada que no flota.
Esa sensación de ser garganta
rodeada por la cuerda del ahorcado.
Esta costumbre mía de rendirme.
De dejar de ser aire y convertirme
en pesada losa que entorpece mi camino.
De anhelar una extraña sed que me devora.
Y sentir que nada vale. Que todo es veloz
y efímera existencia. Rutina delirante.
Miseria que brota y crece
a cada cruce, a cada esquina.
Nada. Ya nada me alivia la luna,
ni su tibio brillo me devuelve la esperanza.
Y andando entre las ruinas, me di cuenta
que yo soy mi más íntimo enemigo.
)ha llegado el punto de volver a la escritura, y yo que conozco todos mis secretos, sé que ya me estas faltando demasiado(
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