He sentido en un instante
como siente esa copa
que contiene el veneno justo
el veneno exacto que acabará con alguna infausta vida
con la vida de algún funcionario de la administración pública
o de alguna señora que no soporta más las caricias mugrosas
de su mugroso marido
o de algún policía corrupto que se dejó despedazar el honor
o quizá tiene la medida exacta
el veneno preciso
para que ese adolescente dé el salto definitivo
rotundo y final
harto de unos padres que hacen su vida infumable.
¿Y qué culpa tiene esa copa de albergar desgracias?
¿qué culpa tiene de ser anfitriona de suicidas?
si ella solo quería contener vodka
servirse en fiestas
en discotecas de bakalas desfasados
de quinceañeros en el punto etílico exacto
donde la conciencia termina por los suelos.
Ella solo quería ser fiestera
llenarse de hielos y limas frescas
de sal y tequila.
Ella quería ser contenedora de los mejores whiskys
de llenarse de flores de caña
de reposar las más cristalinas aguas.
Pero no
ahora en ella descansa el veneno dispuesto
la ofrenda perfecta para el bellaco
la ambrosia del desahuciado
la leve soledad entreabierta
de una despedida definitiva.
Yo he sentido eso hoy
esa desazón de no cumplir con mi función en este mundo
mi misión encomendada
he tenido esa sensación
de ser copa venenosa
licor maldito
autor de desdichas
estar fuera de lugar
fuera de sitio
fuera de juego.
Pero tenéis que saber
que yo solo aspiro a escribir desde
San Bartolomé de la Bahía
contemplar el leve vaivén de las olas
desde el malecón oxidado
en una tarde amarilla canicular
yo solo deseo no sentirme copa venenosa.
¿Qué culpa tengo yo?
)Las palabras no nos hacen falta cuando con nuestros gestos cariñosos nos entendemos(
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