ESQUINA SOLITARIA

En las esquinas, esas, de meretrices tristes,
de sombras que arrastran el dilema
de disolverse como un terrón de azúcar
en café de alcantarilla o seguir arrastrándose en vida.

En las esquinas, esas, donde juramos querernos
y nos dimos besos a escondidas como tornillos
que enroscaban en maderas que pretendían
durar toda la vida.

En las esquinas, esas, de luna que naufraga
cuando recuerdo las promesas de volar lejos
de la mano acaso, gritando que lo nuestro
era imperecedero, eterno, inagotable...

En las esquinas, esas, de oscuridad eterna
donde mis manos te desnudaban sin quitarte
la ropa apenas y mis ojos buscaban y aprendían
cada arista de tu torso perdido de noche negra.

En las esquinas, esas, de muros que fueron
testigos callados y aprendieron de memoria
el celeste confuso de nuestros rostros
que bebían un amor, del todo, imaginado eterno.

En las esquinas, esas, que ahora lloran la ausencia
de nuestros cuerpos rondando vacíos de valentía
que marcaron otros rumbos, cada uno su camino,
dejando esa esquina muerta de frío.