me trajo, sin esperarlo, unos ojos
que bañaron mis armazones flojos
con nueva tierra fresca. La negrura
de la niña de pecas blancas, cura
fue de mis llagas lilas. Brillos rojos
dispuso mi corazón vivo. Cojos
quedaron los tridentes. ¡Qué hermosura
me regaló la niña oscura! Besos
me dieron aquellos deseados ojos.
Rocé su cuerpo joven como estando
pintando el más bello fresco. Posesos
de amor recién creado. Grabé sus ojos
tibios. Mis labios aún están quemando.
)a tu lado siempre sería un niño...(
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