Cuando llegué ya no encontré el amor que había dejado.
Ni el pasillo de la casa estaba perfumado.
No estaba nuestra cama fresca y recién hecha,
si no unas sábanas arrugadas y mal puestas.
Cuando llegué sólo había ceniza en la chimenea.
Los leños agotados y ese olor a cerrado.
No noté tu presencia esperándome ansiosa.
Ni esas mariposas volando por nuestros estómagos.
No te noté tus ojos brillantes como antes.
Ni esa ilusión por encontrarme.
Había desaparecido ese deseo infinito de besarme.
Ese abrazo interminable
que pintaba mi espalda de un gesto útil con tus manos.
Cuando llegué ya no eras tú el que me esperaba.
Ya no eras el de antes, si no un desconocido
con el frio entre las manos y unos labios de hielo.
Me fue imposible reconocerte.
Ya no queda sitio en esta casa
para tantos trozos de corazón deshilachados.
Ya no tendremos sitio para nuestras cosas,
ni encontraremos un lugar adecuado
donde un beso signifique tanto como antes.
Esos besos han sido declarados muertos.
Y al cerrar la puerta me pregunté:
¿Cuánto de amor habíamos perdido en el camino?
Precioso y lleno de sentimiento, aunque sea doloroso :(
ResponderEliminarUn abrazo!!
Me ha encantado, uno de los que más me ha gustado. Muy triste, pero a la vez precioso.
ResponderEliminarUn abrazo y mucha suerte :)
Poema de mal gusto.Se soluciona el problema con que te penetren co una verga grande, gruesa, cabezona y venosa!!
ResponderEliminarno sé que fin persigues haciendo ese tipo de comentario, al menos podías dar la cara y no hacerlo como anónimo.
Eliminar