a hojas secas y cansancio. El dosel
echado y detrás viendo
la calle que cartel
de “NO PISAR” tiene puesto. Mantel
de fracasos diversos
ensuciando el empedrado. Esparcidos.
Y la gente versos
destroza, convencidos
de la cólera de amores vencidos.
Tarde de otoño. Otoño
que levanta su machete en mi cuello
y de un golpe, el retoño
candor, tierno y plebeyo,
queda lleno de astillas con su sello.
)aquel otoño fue propicio para que la desesperanza llegara. recuerdo que no tenía donde agarrarme y me derribó...(