La ruina se
enamora
de este
cuerpo que culmina
otra terca
desventura.
¡Qué sucia
la conciencia a esta hora!
¡Qué sucias
esas manos!
Qué sucio el
corazón se queda.
Que ruina
más absurda
levantarse entre
escombros,
vender el
alma, sin beneficio apenas.
Haber perdido
la voz y la alegría
de unos ojos
que apuntan
al renovado infinito.
La ruina
encoje a uno hasta dejarlo mínimo,
pequeñito.
Hace sentir
la muerte agradable compañera.
Yo siempre
juré:
<<No
volveré a tropezar en esa piedra>>
pero entre
la ruina y yo
siempre existe
esa extraña atracción
de lo que
nunca muere del todo.
)los escombros no nos dejan ser libres, son otra forma más de lastre que no deja que avancemos. ser mejores. son pesadas cargas que nos oscurecen. no se puede volar teniendo el alma llena de escombros (
thanks a lot!
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