Como recuerdo ese olor a pólvora por las calles
cuando el verano está empezando
y el bullicio del gentío se mezcla
entre sabores de música y hogueras ardiendo.
Ese olor a salitre por las calles de Alicante a las cuatro de la tarde.
También recuerdo
el incienso que recorre el madero del Clavado o el Cautivo,
esa olor que subiendo al cielo se confunde
con aroma a cirios ardiendo que chispean
un goteo de cera a paso lento
entre claveles rojos como sangre
que destroza sin miramiento las palmas,
las plantas descalzas
y el costado del Nazareno.
Como recuerdo esos olores que ya son eternos siempre.
El olor de las flores a María o a Santiago
en ofrendas diferentes
cuando el pueblo humildemente agradece
o pide calladamente los favores
o el fin de esa pena que se clava punzante
en silencios resignados de grisáceos devenires.
Como recuerdo el olor de la primavera cuando irrumpe,
y se cuela por las puertas
y se mete en las entrañas
matando el azulado tenue del invierno
y sembrando mil colores que subyacen
poco a poco desde dentro
y sale por los millones de poros del cuerpo.
No me vengas pálida.
No me vengas inodora.
No me vengas sin ese olor a Levante
de las playas blancas de mi tierra.
Venme brillante.
Goteando mil colores.
Radiando arcoíris desde tu pecho desnudo
y quedando yo embeleso de belleza muerto.
Aquí te espero recordando esos olores,
y no te olvides que sin ellos
¿quién sería yo, si no un trozo de madera oscura inerte?
Un corazón de piedra que ni siente.
) melancolía crónica. desde donde nace la tristeza. y se desliza por los cauces de la soledad. pero todo está bien porque este es mi estado normal. mi yo en estado puro...
CONTINUARÁ.......(